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miércoles, 27 de octubre de 2010

Alcances sobre el PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD

Me aboco, pues, al tema del PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD regulado en el Artículo Segundo del novísimo cuerpo legal, siguiendo la tradición del precedente código adjetivo de 1991, que, a su vez, fuera modificado por las Leyes Nºs 27664 y 28117.
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Como es sabido el Principio de Oportunidad es la facultad que tiene el Ministerio Público, como titular de la acción penal pública, para (bajo determinadas condiciones establecidas expresamente por ley) abstenerse de su ejercicio, o en su caso, para solicitar ante el órgano jurisdiccional el sobreseimiento de la causa bajo los mismos supuestos. Debiendo para ello existir elementos probatorios de la comisión del delito y de la vinculación con el imputado, quien debe prestar su consentimiento para la aplicación del citado principio. Definición que corresponde al Sistema de Oportunidad Reglada, toda vez que los criterios de oportunidad obedecen a supuestos expresamente señalados por ley, a diferencia del Sistema de Oportunidad Libre, propia de países anglosajones, como Estados Unidos donde el Titular de la Acción Penal tiene plena disponibilidad y discrecional en su ejercicio. Este primer sistema, pues, es adoptado por nuestro ordenamiento procesal penal.

lunes, 4 de octubre de 2010

EL ESTILO MALAGA

Para muchas chicas de barrio pobre y con escasas posibilidades de acceder a una profesión, llegar a la selección de voley es una vía segura de ascenso social.

La mayoría de nuestras jugadoras no vienen de los colegios más renombradossino de unidades escolares, cuando no de colegios de barrio.
Lo dicen quienes, además de iconos del deporte, son ya estrellas de TV. Gracias al voley pudieron conocer el mundo, trabajar en el extranjero, conseguir oportunidades que no estaban en sus libretos personales.
Pero el ascenso social tiene un precio que debe ser pagado en cada escalón, y las escuelas, las universidades y las instituciones deportivas no solo brindan oportunidades de mejorar: también se encargan de reproducir las jerarquías, los lugares de género, raza y clase, y de dejar en claro cuáles son las reglas.
En una investigación sobre la escolaridad de los indígenas, Carlos de la Torre concluye que su paso por la escuela, el colegio y la universidad son por lo general “experiencias traumáticas, llenas de vejámenes y obstáculos”.
Es éste el precio que tienen que pagar quienes atraviesan los canales de ascenso social, y Natalia Málaga representa los mecanismos que el sistema utiliza para cobrar la cuota, para dejar claro quién es quién. “Recuerda de dónde vienes”, les dice”; “tú no eres nadie”.
No sé de dónde vendrá Natalia Málaga, pero venga de donde venga, recuerdo la frase de Sartre de que “todos somos judíos respecto de alguien”, refiriéndose a que todos somos susceptibles de ser maltratados, ninguneados, despreciados por quien tiene más poder y ansias de hacerlo sentir.
¿Habrá sido Natalia la “judía” del coreano? Se ha dicho mucho de la dureza de Man Bo Park como entrenador, y hay quienes hablan incluso de maltrato físico. Hace pocos días el técnico de la selección de mayores lo acusó de haber maltratado física y psicológicamente a las subcampeonas olímpicas. Ellas lo han desmentido. Cierto o no, la propia técnica ha reconocido que lloraba “harto” en la época en que era jugadora.
El maltrato tiene permiso milenario, y aunque desde hace mucho se sabe que un ambiente de confianza y seguridad favorece el aprendizaje, sigue siendo frecuente en todos los espacios de enseñanza. Escribiendo este artículo encontré con asombro una investigación de la Universidad Javeriana sobre el maltrato en la carrera médica que no solo se da en Colombia y en el Perú sino también en muchos países de Europa. Por eso, tan grave como las prácticas de la Málaga es la aprobación de la opinión pública y el trato edulcorado que los medios le dan, llamando “guapeadas” al maltrato y la humillación y “gruesos adjetivos” al lenguaje de cloaca que usa con las chicas.
“La letra con sangre entra” es un refrán del siglo XV; abrazarlo como método en el siglo XXI evidencia enorme inseguridad y falta de preparación pedagógica, tanto para ser maestro como para ser entrenador. No es suficiente saber para enseñar. De todos los entrenadores que vimos durante el Mundial, el que más nos impresionó fue Vicente del Bosque, que siguió los partidos sin pataletas ni griteríos y llevó a sus jugadores hasta el podio de honor. Quienes lo conocen dicen que es un tipo humilde y cariñoso, pero hablan también de su espíritu dialogante, lo que demuestra que la letra entra mejor con amor y generosidad.
Me pregunto si, además de una trasnochada y probadamente errónea forma de enseñar, no habrá un disfrute malévolo de la entrenadora cuando se trata de ponerse por encima de las chicas, de erigirse en el lugar de la única que sabe, de la única que puede, de ejercer e imponer su poder. No en vano se ha ganado el apelativo de Mala-Mala.
Ver a la Málaga gritoneando y humillando a las chicas me recuerda a la reina narcisa y envidiosa de Blancanieves. Y aunque en este caso la blanquiñosa sea ella, ya no es más la jugadora estrella, ni joven ni bella como esas hermosas chicas que son sus pupilas. No se trata de disciplina ni de inocuas carajeadas; se trata de maltrato, de humillación, con los que desvaloriza a las chicas, como si el desvalor de ellas la sostuviera en su valor y su poder.
Nuestras jóvenes promesas del voley necesitan una entrenadora con capacidad pero también con equilibrio emocional, que, como Del Bosque, las conduzca a triunfar cuando estén listas, con firmeza pero con cariño.

una cortesia de nuestra juridica IDELE