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jueves, 22 de septiembre de 2011

DERECHOS HUMANOS

Aun cuando sabemos que las cosas estan mal, nos empesinamos que querer buscar culpables, si no es mas, la sociedad y el bulgar periodismo quien encuentra esos culpables y lo arroja como carroña a los buitres que es el pueblo, para que como circo romano tengan su fiesta y avasallen los derechos de un insignificante ciudadano, hoy ante la ejecucion de un supuesto, aplaudimos el beligerante accionar del verdugo siempre sin saber la verdad a ciencia cierta.

Troy Davis fue ejecutado anoche. Al estadounidense lo acusaron de asesinar a un policía en 1989 y, luego de una serie de apelaciones, no pudo evitar su fatal destino. No obstante, durante todos estos años, su caso ha movilizado a miles de personas de todas las lenguas y nacionalidades que cuestionaron la pena de muerte. A todos ellos, como a los que consideraban injusta su condena, les escribió una emotiva misiva pocos días antes de su final que publicó Newsone.com. En ella, Davis les expresó su agradecimiento e incansables deseos de recuperar su libertad:

Hola a todos:

Les agradezco mucho su esfuerzo y su dedicación a los derechos humanos y la bondad humana. Durante el año pasado he experimentado mucha emoción, alegría, tristeza y una fe que no se acaba. Es debido a todos ustedes que estoy vivo hoy. Cuando veo a mi hermana Martina estoy maravillado por el amor que ella siente por mí y por supuesto, me preocupo por ella y por su salud. Pero como ella me dice, es mi hermana mayor y no dará marcha atrás en esta lucha para salvar mi vida y demostrar al mundo que soy inocente de este terrible crimen.

Cuando leo mi correo que viene desde el globo entero, desde lugares que nunca soñé conocer, y desde personas que hablan idiomas distintos y que son de culturas y religiones que yo sólo podía esperar conocer algún día, me siento abrumado por la emoción que me llena el corazón de una inmensa y desbordante alegría. Ni siquiera puedo explicar la oleada de emoción que siento cuando intento expresar la fuerza que me dan todos ustedes. Esto profundiza mi fe y me demuestra una vez más que éste no es un caso sobre la pena de muerte, tampoco un caso sobre Troy Davis, sino un caso que se trata de la justicia y del espíritu humano que quiere hacer que la justicia prevalezca.

No puedo responder a todas sus cartas, pero leo todas. No puedo ver a todos ustedes, pero puedo imaginar sus caras. No puedo escuchar lo que dicen, pero sus cartas me llevan a los confines del mundo. No puedo tocarlos físicamente, pero siento su calidez cada día de mi vida.

Les agradezco todo esto. Acuérdense que estoy en un lugar donde la ejecución solo puede destruir la forma física de uno, y debido a mi fe en Dios, en mi familia y en todas y todos ustedes, yo he sido espiritualmente libre desde hace un buen rato. Y pase lo que pase en los días y semanas por venir, hay que acelerar este movimiento para poner fin a la pena de muerte, buscar una verdadera justicia, y poner en evidencia un sistema que no protege a los inocentes. Hay tantos otros Troy Davis. Esta lucha para poner fin a la pena de muerte no se gana o se pierde a través de mí, sino a través de nuestra fortaleza para seguir adelante y salvar a toda persona inocente en cautiverio en todo el mundo. Tenemos que desmantelar este sistema injusto, ciudad por ciudad, estado por estado y país por país.

Estoy impaciente por estar a su lado, no importa que sea en forma física o espiritual. Espero el día cuando pueda anunciar:

“Soy Troy Davis y soy libre!”

*Nunca dejen de luchar por la justicia. ¡Vamos a ganar!*